Los Conciertos Históricos: ¨ Festival del Amor ¨ - Viernes 11 de Noviembre de 1977 - ¨ Música del Alma ¨

 


PH Foto de portada: PIPO LERNOUD.

Capitulo: ¨ El Festival del Amor ¨.

Extraído del libro inédito: ¨ Que se puede hacer, salvo escuchar a Charly García ¨. 
Autor: MARCELO BERGAMO.

“Yo miro por el día que vendrá ¨.
El marco social cuando se desarrollo este mítico concierto fue bastante complejo. Ya reinaba el terror de la dictadura y los enfrentamientos con la guerrilla, donde de ambos lados dejaban víctimas inocentes….demasiada “sangre en las calles”…
La realidad era que había que ir con cuidado porque las redadas a la salida de los conciertos eran costumbre….pero bueno, basta e malos recuerdos, son heridas que deben dejar de sangrar, no se puede vivir del pasado.
La invitación publicada en varios medios, como el diario “Clarín” o la revista “Pelo”, “Charly Gracia Pianista y amigo”, se transformó en la convocatoria más grande de los últimos años. Una vez más García Moreno marcaba la cancha. Un músico de rock convocaba a lo que se llamo “El Festival del Amor”, festival realizado el 11 de noviembre de 1977 a las 20:30 en el Luna Park. Esta maratón de música duro aproximadamente cuatro horas y media, cerrando a la 1:15 de la madrugada del 12 de noviembre.
García reunía por única vez a Sui Generis, PorSuiGieco y La Máquina de hacer pájaros. Esa noche lo acompañó una lista de músicos increíbles: Nito Mestre, León Gieco, David Lebón, José Luis Fernández, María Rosa Yorio, Gonzalo Farrugia, Raúl Porchetto, Rinaldo Rafanelli, Gustavo Santaolalla, Carlos Cutaia, Juan Rodríguez, Gustavo Bazterrica, Oscar Moro, Pino Marrone, Aníbal Kerpel, los Hermanos Makaroff, Mónica Campins. Producido por Charly Sandia y Oscar López. (No es un error, así figuraba en el afiche promocional: Charly Sandía…)
Cuenta la leyenda que García, luego de varias visitas a David Lebón, lo convence con un paquete de una docena de facturas a asociarse a él y partir a Buzios (Brasil) para formar una nueva banda. Para juntar el dinero necesario es que García monta éste “Festival del Amor”.
Apenas leí el anuncio, corrí a Casa América, -local de venta de instrumentos musicales que estaba en Avenida de Mayo al 900-, junto a un gran amigo con el que asistía a todos los conciertos, el Negro Darío Leiva, a comprar las entradas. El presupuesto daba para la entrada en la popu, cuatro cassettes y las cuatro pilas medianas del grabador…
Ese viernes 11 de noviembre, desde la mañana temprano en el colegio no se hablaba de otra cosa. Era algo increíble, poder ver a estas tres bandas juntas la misma noche, era increíble. El sueño del pibe.
Salimos de colegio corriendo a comer algo en casa, tirar el uniforme, obligatorio en dictadura…
Volviendo al “Festival del Amor”: llegue a casa, almorcé, me cambié de ropa, me pasó a buscar mi amigo Darío y corrimos a tomar el colectivo 71, luego el subte de la línea B hasta Alem.
Subiendo la escalera ya se veía la esquina de Bouchard y Corrientes, con un mundo de gente creciendo escalón tras escalón, para formar parte de la ceremonia de espera de la apertura de puertas del estadio.
Chistes, canciones, cigarrillos compartidos, charlas interminables, algún intento de levante, y así pasaban las horas. Como siempre, la policía “custodiando nuestra seguridad”, pero sin lograr cambiar el clima de ansiedad, alegría, felicidad, excitación y curiosidad… No me podía calmar, me transpiraban las manos…
¡Loco! ¡Voy a ver a Sui Generis por primera vez!
La noche asomaba, y finalmente abrieron las puertas del estadio. Igual a la escena con la que inicia la película Adiós Sui Generis, salimos todos corriendo tratando de encontrar las mejores ubicaciones.
Trepamos esa escalera interminable hasta estar seguros de que teníamos el escenario completo y las cajas de sonido cerca para lograr un buen registro con el grabador Sharp portátil. Intento fallido, el bullicio de la población infinita que había colmado el estadio lo hizo imposible, el audio registrado fue pésimo. Con los años y el avance de la tecnología podría mejorarlos un poquito no más…
La espera se hacía larga. Dentro, los cantos entre la popular y la platea resonaban en el estadio, silbidos, y gritos. Hasta que se apagan las luces. -Acá no encaja la letra de “Ah te vi entre las luces”-, Todos de pie, coreando un solo nombre: “Charly”, seguido del famoso oh oh oh oooooh oh de Woodstock.
“Cuando pase aquí, oirán mi voz, pronto verán resurrecciones en el mundo”
Se asoma al escenario un personaje flaco y alto, con una camisa abierta y una remera blanca abajo. Se sienta en el piano…
Oficialmente se daba inicio al “Festival del Amor”.
La introducción a cargo del anfitrión, Charly García, sentado en un piano de cola ubicado a mi costado derecho del escenario, una tremenda improvisación con casi 6 minutos de duración, que incluía, en su versión instrumental “Música del Alma”, título que llevará tres años después la edición del disco que esa noche se estaba grabando, y que Seru Giran usara en sus primeros conciertos.
En medio de esta improvisación de piano solo, García dejó caer un pasaje de “Confesiones de Invierno”. el estadio estalló. Cierra la introducción y Charly toma la palabra mientras el público coreaba su nombre:
“Me gustaría explicarles algunas cosas para que sepan, como viene todo esto. Lo más lindo de todo esto, de que estemos todos juntos, es que todos los músicos, los chicos que van a tocar conmigo, estamos tratando de conocernos, de ver quiénes somos, tratando de ser amigos, para darles más cosas a ustedes. Y si los músicos podemos estar bien entre nosotros, estar tranquilos y mirarnos a los ojos, creo que lo que podemos darles a ustedes va a ser mucho mejor de lo que les damos y vamos a poder estar realmente juntos, nosotros, ustedes, como tiene que ser¨.
Otra cosa que les quiero decir, es que esta noche va a haber mucha música, va a haber muchas canciones, muchos grupos, muchas ondas diferentes sobre el escenario y sería bueno que se cree un clima como más suave, o sea, un clima donde realmente escuchen lo que queremos tocar. Si logramos que eso pase, si logramos que se escuche todo bien y que ustedes realmente entiendan el significado de todo esto, va a ser el mejor premio que tengamos todos nosotros. ¡Gracias!
Quiero presentarles a los primeros, los que abrimos fuego: Gonzalo (Farrugia) David (Lebón), José Luis (Fernández), Golo (Guitarrista reemplazo de Gustavo Bazterrica en La Maquina)
Les quería decir de que por ejemplo, yo nací y vine a este planeta nada más que para tocar para ustedes”
David Lebón.
Con estas palabras de David, y la súper banda formada por estos monstruos, se escuchan los primeros acordes, “Dos edificios dorados”, una versión muy diferente a la original del primer disco solista de Lebón, con una potencia increíble y arreglos maravillosos. Se iniciaba la primera parte de este festival, con El Ruso, a la cabeza donde se interpretaron Dos edificios dorados, Hombre de mala sangre, 32 macetas, Tema de los Devotos (de su primer LP con Polifemo, junto a Rinaldo Rafanelli, Juan Rodríguez y Ciro Fogliatta), y Nube cien.
“Quiero presentarles a un súper amigo y un tipo que mata, y es también un Chico Cósmico” Así Charly presentaba a Raúl Porchetto, con un set de dos temas a piano y sintetizadores. La primera en sonar fue “Sentado en el umbral de Dios”, y Raúl presenta el siguiente tema con unas palabras no muy directas: ese mismo concepto circuló en el aire durante todo el concierto… tal vez sea una impresión muy subjetiva, pero con el correr de los años, y habiendo quedado la historia en carne viva y al descubierto, siento que desde ese escenario nos decían cosas más allá de lo comprensible, al menos para este adolescente de 14 años, que hoy valora muchísimo haber sido parte de tremendo evento…
Y así Raúl nos decía desde su micrófono con su musculosa azul: En un planeta donde parece que la onda es tratar de manejar las cosas con miedo, y tratar de ser medio tránsfuga y ganar cosas. El tipo que logra mantener la pureza en el tiempo es llamado “un idiota, un loco”. Si eso es ser un idiota y un loco, bienvenidos a todos los locos e idiotas que hay en el mundo.”
Y dicho esto, sonaron los acordes de “Miguel se volvió loco” con un duelo de voz y mini-moog, -teclado infaltable en las dos décadas 70 y 80 y del cual García hacia alarde de su manejo cuando se colgaba de dicho teclado sacudiendo su cabeza haciendo bailar su pelo, y a nosotros también-
“Las dulces promesas sufren el viejo pretexto
De que mañana se darán, porque ahora no hay tiempo”
A modo de separador, Charly se sienta es el piano de cola y se manda una de sus tantas improvisaciones, dando paso a un primer set acústico.
“¿Qué voy a presentar?, a ver “¿Qué voy a presentar? No hizo falta, la figura de León Gieco se anunció sola, la gente coreaba “León, León”, entre los pedidos de corrección de retorno de sonido de escenario. El pedido de León: “hagan todo el silencio que quieran”. Los gritos del público diciendo que no se ve, no se escucha-, “lo que pasa es que hay tanta gente, que es muy difícil que todo salga perfecto”, se excusa León, y era verdad: la gente estaba hasta colgada de las columnas que sostienen el techo del estadio, algo inusual. Aunque en los Adiós Sui Generis fue igual: un Luna Park colmado hasta las columnas.
Se abre este set acústico junto a León, con uno de los temas compuestos para el festival, “Las dulces promesas”. Siguen las correcciones de sonido, pero Gieco invita a un gran amigo: Gustavo Santaolalla. Piden silencio porque es una “muy suavecita”. Y con Charly en el piano y voz, Gieco en voz y guitarra, Santaolalla en voz y guitarra suena “La colina sobre el terciopelo”.
“Volver a los 17 después de vivir un siglo”
Llega el momento crítico. Se suman Nito Mestre, María Rosa Yorio y Mónica Campins y presentan “Volver a los 17” de Violeta Parra.
¡Caramba!, había que tenerlas bien puestas para tocar una canción de Violeta Parra en 1977. Charly ya había dado aviso: “Si logramos que eso pase, si logramos que se escuche todo bien y que ustedes realmente entiendan el significado de todo esto. Va a ser el mejor premio que tengamos todos nosotros.”. Pero así no lo entendimos.
Hoy, transcribiendo mis grabaciones, resuena en mi cabeza ese momento; sólo se escucho el primer verso. Luego de eso, silbidos y el cantito de Woodstock.
Sin perder más tiempo, dejaron el tema inconcluso. Realmente hoy después de 42 años, al menos yo hago un mea culpa y lamento no haberlos dejado terminar esa maravillosa canción, con unas armonías de voces increíbles, -al menos es lo poco que se aprecia en algunas grabaciones que están circulando, de lo que Juan Alberto Badia transmitió en directo en su programa de radio.
A lo largo del show, no sé por qué, los asistentes a la platea, revoleaban monedas al escenario. En varios momentos se escuchan los comentarios de los músicos. Nito pide “por los menos tiren monedas de 5 lucas”. Misterios que no pude descifrar…
“Tus ojos se ven muy serios, tal vez sean así,
Cuando para ver no hace falta reír”
Sin más vueltas, llega PorSuiGieco con “Fusia”, tema de Nito. Una versión un poco desafinada al comienzo… los problemas de sonido y retornos fueron innumerables.
Luego, uno de los temas compuestos para el festival, y que después grabaría Nito con Los Desconocidos de siempre, pero se estreno en esa noche histórica. Allí se lo conoció como “70 Balcones y ninguna flor”, luego como “Iba acabándose el vino”.
Este tema me torturó hasta que finalmente lo pude tocar en mi guitarra, ya que sus armonías vocales, poesía y melodía eran fascinantes.
En el audio de Badia se escucha a María Rosa decir “¡Tiran monedas loco!”…
Le siguió el tema que reemplazo a El Fantasma de Canterville en el álbum de PorSuiGieco: “Antes de Gira”.
Para cerrar esta segunda parte del concierto Charly convoca a los Hermanos Makaroff, rompiendo el clima intimista de Antes de gira con el rock & roll de los hermanos, “El rock del ascensor”, que muchos años después grabaría Andrés Calamaro con Los Rodríguez, con un estribillo “audaz” para la época: “Hagámoslo de parado, Hagámoslo de pie”
“Quien por poco dinero te pudo hacer feliz”
El festival está llegando a su clímax, una de las dos bandas que restaban escuchar irrumpe en escena, se escucha la voz de García: “Señoras y Señores, con ustedes, La Máquina de hacer pájaros”.
Explotó el Luna Park, estalló la ciudad. La Máquina en vivo, una verdadera aplanadora, una banda con la atrevida idea de poner dos tecladistas, concepto revolucionario para la época. Saber que era la despedida le daba una impronta más potente.
Casi sin preámbulos se lo escucha a García anunciar, “Obertura 777”…
Haber ubicado a La Maquina no como banda de cierre del festival, ya que cronológicamente correspondería, y terminar con Sui Generis, habla del poco valor e importancia que García le daba a esta tremenda banda del rock progresivo de Argentina: enalteció y le dio protagonismo absoluto en el cierre a Sui Generis, ¿tal vez por la cercanía y éxito del Adiós?, sería cuestión de preguntarle a él si tuviera la posibilidad de hacerlo, y si es que él lo recuerda…
A pesar de esta reflexión tardía, en aquel momento ni me lo cuestioné. Sólo trataba de disfrutar del show entre codazos, empujones, y puchos que caían, una odisea válida sólo para ver por última vez a La Maquina en vivo.
Terminada Obertura 777 le siguió “Ah, te vi entre las luces”, ¡¡por diossss!! Era uno de mis temas favoritos del primer disco. Recuerdo pasar horas en mi cuarto pasándolo una y otra vez, e imaginarme a Charly, colgado del Mini Moog en ese solo acompañado de Moro y José Luis. La versión de ésa noche fue más larga: estuvo llena de solos de Cutaia, y Bazterrica, zapadas larguísimas, usuales en esa época de rock progresivo.
Empiezan a sonar algunos arpegios, Charly ajusta el Moog, Moro empieza a marcar un ritmo concreto, se van sumando el Vasco, José Luis y el Conde… ya no era difícil de adivinar. Charly grita “mándala mándala mándala”…y da comienzo a “Boletos, pases y abonos”. Los más veteranos sabemos a que aludía esa frase: cuando subías al tren, pasaba el guarda pidiendo boletos pases o abonos y te los picaba, tan solo para que no vuelvas a usarlo. Y esa noche Charly nos pico el boleto de La Máquina.
A lo largo del tema, se generaron espacios para los solos individuales, Moro tomo la delantera: era un pulpo. Detrás de cada toque se escucha el hi-hat cual metrónomo permanente. Luego de varios minutos se suma José Luis con su bajo Alembic, si mal no recuerdo… tímidas las teclas a cargo de Cutaia y Charly… Bazterrica con su Gibson Les Paul negra, va subiendo el clima, se pone cada vez más caliente, unos compases bien piano, tranquilos y ¡un dos tres va!: explota la zapada de Charly en el Moog clavando una nota sobreaguda bien dramática. Le sigue el Vasco, y van al final compuesto por Pino Marrone, el cual abre la cordura y le da un cierre magnifico.
Así terminaba el set de La Máquina y segunda parte del Festival del Amor.
Ya no daba más, pero... quedaba por ver a Sui Generis en un escenario!!
Ya habían pasado casi 3 horas de concierto. ¿Tendría la capacidad de asimilar lo que se venía? ¿Me quedaba aun alguna cuota de asombro? La respuesta fue rápida: SI…
Muy hábil García, a modo de separador, y para bajar un poco los decibeles, ubicó algunos temas más de PorSuiGieco, y así se iniciaba la recta final.
Pasados unos minutos, se acomodan los músicos, una intro tranquila de piano que anticipa la voz de María Rosa: “Presentame al señor tiempo…” Otro clásico “Quiero ver, quiero ser, quiero entrar”. Pino Marrone se suma en guitarra para que resuene en el Luna ese solo en segundo plano perfecto. Sin mediar muchas vueltas, viene un clásico de Gustavo Santaolalla y su banda Arco Iris, “Mañanas campestres”, y el Luna estalló una vez más. El clima volvió a subir, como si recién hubiera empezado el concierto. El Folk había vuelto a ganar su lugar en el escenario.
Y como si fuera poco… para terminar nos taladran la cabeza con “El Fantasma de Canterville” en una versión más funk, lejos de la original de PorSuiGieco,
Mientras la gente tira el coro de Woodstock, quedan solos en el escenario Nito y Charly, como si entráramos al túnel del tiempo y nos llevaran donde empezó todo.
“Entrando al cuarto volando bajo, la alondra ya está cerca de tu cama nena”
Charly al Piano, Nito parado cerca de él frente al micrófono, dejan deslizar la melodía de Te para dos, un clásico yanqui del jazz de salón. Charly pregunta si se escucha el piano, la respuesta del público no se demoró: “SI!!”. – “Vamos a hacer una confesión pública, ¡vivan las gallinas!”. Inmediatamente comenzaron los abucheos y el Luna Park se transformo en La Bombonera, al coro de “Y dale Booo, dale Booo… el estadio se sacudía. Un momento bien García, típico de él, de romper el clima, para minutos después, -porque fue larga la respuesta del público-, nos sorprendiera con una -hasta entonces solo publicada en el film de Adiós Sui Generis-, versión acústica de “Nena”, canción que después se adueñara y se hiciera un himno en los finales de los conciertos de Seru como Eiti Leda.
Quien suscribe, solo se da cuenta cuando Nito canta “Lejos, lejos de casa” y un lagrimón se escapa. Tenía frente a mí, a Sui Generis en su formato original. Se empezaba a concretar el sueño.
Mientras escribo estas líneas está sonando en mi PC ése momento y al recordar ese instante, veo borrosas las teclas, mis ojos se humedecen nuevamente. Las imágenes vienen a mi cabeza: el estadio en silencio. “Y tu piernas cada vez más largas saben que no puedo volver atrás, La ciudad se nos mea de risa, Nena”. El estadio se llenó de éxtasis. Para los que tuvieron la suerte de ver esa etapa de Sui Generis, debe haber sido un gran reencuentro.
“Vamos a hacer otro tema”, dice Charly. “Vamos a hacer otro tema que no conocen, con Nito. Es la historia de un payasito, no es un tema que haya compuesto yo sino, lo compusieron dos amigos míos y fue uno de los primeros temas que cantamos con Nito hace mucho, mucho tiempo.” “Gaby”, una rareza que cobró vida y carácter de clásico para la época. Una balada al mejor estilo Vida, aunque con una armonía más sofisticada, y con un final en 5/4 muy jazzero.
“Y si me escuchas bien, creo que entenderás”
Pegado a Gaby, sale una versión minimalista a piano y voz de “Bienvenidos al tren”.
El Luna se transformó en un gran fogón: todos coreando al unisonó “los que estén en el camino, bienvenidos al tren”. Y era un tren bala.
Charly apretó el acelerador, y arranca la última parte del festival a toda velocidad, como si se lo quisiera sacar de encima, donde la entrada y salida de músicos del escenario era casi constante. Parecía que ninguno quería perderse de compartir esa única vez juntos, estar en el mismo escenario con Sui Generis.
Se suma León, y arranca “Para quien canto yo entonces”, con el sonido inconfundible de su armónica, para luego abandonar el formato acústico: se suman al escenario Juan Rodríguez en batería, y Rinaldo Rafanelli en bajo. Y nos sorprenden con El Tuerto y los ciegos, en una impecable versión. Inmediatamente se suma David Lebón en guitarra, tal como quedara constituida la banda en las presentaciones del LP “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”. Suenan los violines del inicio del disco, y la guitarra de David abre una versión poderosa de David de “Instituciones”.
Era como revivir el Adiós, un disco que sonaba en mi bandeja incansablemente mientras imaginaba el Luna Park a oscuras y Charly con su frac y galera blancos, y Nito con su camisola roja. Además está noche se sumaba la poderosa guitarra de Lebón…
Quedé mudo, miraba ese escenario y no podía creerlo.
Tal como en el disco, con una introducción mas breve en el clave arranca “La fuga del paralitico”, con la diferencia que la guitarra y coros de Lebón le dieron aún más poder e intención.
Salteando toda la cara B del primer disco y la cara A del segundo disco del Adiós, se escucha esa introducción de batería de Juan Rodríguez y suena “Pequeñas delicias de la vida conyugal”, coreada por un Luna Park en éxtasis. A pesar que ya habían pasado 2 años del Adiós, ya habían transcurrido las giras de La Maquina y Los Desconocidos de Siempre, Sui Generis sonaba como si jamás hubieran parado.
Se acerca el final, ya casi las 00:30 del 12 de noviembre. Rebotan en el estadio los acordes de “Tango en Segunda”. Es el segundo tema donde se prepara una seguidilla interminable de solos. Se suman a la banda, Pino Marrone en guitarra, con su Gibson les Paul de Luxe, ya estaba David en guitarra, y se incorpora en medio del tema, -a las apuradas, instalando un teclado sobre un cajón- Aníbal Kerpel. En su primera parte instrumental se los escucha a los dos, David y Pino, cantando la melodía característica que años más tarde será parte también de “La grasa de las Capitales”.
Comienzan los solos. Abre fuego Rinaldo Rafanelli secundándolo muy sutilmente Juan Rodríguez en la batería, quien poco a poco va abriendo paso a su tremendo solo.
Finalizado el solo de Juan, abre la banda con la melodía del tema a modo de separador de las improvisaciones que se vienen, pero con un tempo mucho más rápido, que le imprime un poder tremendo. El primero, David con una zapada y un sonido que lo identifica. Le sigue Aníbal Kerpel con un solo de Mini Moog que recuerda a los solos de Abismo terrenal, tema de cierre del segundo y último disco de Crucis, mientras toda la banda lo sostiene y acompaña. Luego del separador, Charly asume el espacio jugando con los teclados de manera muy breve. Desde atrás se escucha uno de los mejores solos de la noche: el wah wah furioso de Pino Marrone donde le imprime una excelencia, sonido, creatividad y buen gusto al tema. Lo estoy escuchando mientras escribo estas líneas y me sigue pasando lo mismo que hace 42 años, no se puede creer…
Se retoma el separado, ese tangazo dramático y sostenido, de notas largas que hablan por sí solas, y concluye con un ralentando majestuoso y de larga agonía coronado por una ovación unánime del estadio.
“Voy a salir de este lio mientras pueda escapar, voy a poner una bomba virtual para hundir al Titanic”
“Gracias por haber venido, nosotros la pasamos súper…”
Dice el anfitrión, y sin anuncio, da comienzo al último tema del festival. “Rasguña las piedras”. Una vez más el Luna se transforma en un fogón de casi 15.000 personas,
Al final del tema, y los “no nos vamos”, luego de casi 10 minutos, surge otro canto: “Y Charly nos cagó, y Charly nos cagó”…
Sale Charly y dice: “Hay un horario acá, un corte donde tenemos que entregar….” Ya no se lo escucha, los silbidos e insultos le ganaron a las cajas de sonido que si mal no recuerdo eran de Tedy Goldman, el mismo sonidista del Adiós, pero no estoy seguro.
“Recoge tus cosas y largo de aquí”
Un piano en negras marca el compas, la gente aplaude siguiendo el rito, estábamos esperando el final del Adiós, y de pronto se escucha “Ah, liberaciones….ah…”(al menos es lo que se entiende en el audio del casete), “El amor te cambia tanto”, ultimo bis del Festival del Amor, canción que muchos años después escucháramos en el 5to disco solista de Charly “Como conseguir chicas” bajo el titulo “Anhedonia”.
De a ratos se escuchaba el estribillo “el amor te cambia tanto…” y resonaba en el estadio “Blues del levante…Blues del levante” la gente quería ese mismo final del Adiós, y se volvió a escuchar, “Y Charly nos cagó, y Charly nos cagó”… fue un esfuerzo inútil.
Charly había decidido terminar con algo nuevo, y como siempre que se pone de mal humor, como en las mejores épocas de SNM o el cierre de Seru 92 en River, clavó una nota aguda en el Moog, la dejo sonando, y al coro de “Charly nos cagó”, cierra uno de los conciertos más importantes del rock nacional.
Al comentario de “hay un horario de cierre” y la decisión de cerrar con “El amor te cambia tanto”, éste humilde fan, éste seguidor incondicional, a veces, siente que utilizó su habitual método boicot: mi capricho es ley.
A pesar del final abrupto, salimos de este estadio con un empacho de música que duraría hasta julio de 1978. ¿Se podría haber evitado y ser más complaciente? Seguro que sí, pero no sería Charly…
Como siempre, salíamos del estadio con la mirada muy atenta de la “policía” que, como siempre, “cuidaba de nuestra seguridad”…
Siendo la 1:30 de la madrugada del 12 de noviembre, con grabador y cassettes en el morral, no sabía que lo que tenía allí era un documento histórico. A pesar de su pésima calidad, pero registro completo al fin, el cual, muchísimos años después subí en mi canal de YouTube para que, al menos los que fuimos y las nuevas generaciones, tuvieran un registro sonoro de aquel Festival completo. -sólo falta el set de Raúl-, ya lo expliqué y de lo que me arrepiento, pero si lo grababa me quedaba sin cinta para el final…
Como Charly había anunciado durante el concierto, se estaba grabando un disco. Disco que, según él mismo nos contara en la tapa de “Música del Alma”, entre cambios de cintas y acoples se perdió muchísimo material. Durante tres años este devoto obsesivo de Charly García, peregrinaba cada tanto a su “disquería amiga” preguntando si ya había salido el disco del Festival del Amor. La respuesta siempre era la misma -con cara del vendedor de “no sé de qué me está hablando”-: Era NO, obvio.
Hasta que en 1980 se edita “Música del Alma”. Esperando encontrarme con Tango en segunda u Obertura 777, me lleve la desilusión que solo algunos temas eran del Festival, otros retocados en estudio, y otros grabados en estudio como “70 balcones y ninguna flor”, o “Sentado en el umbral de Dios” y “Las dulces Promesas”; se incluía una zapada en estudio y la versión, ya con letra, y que venía interpretando Seru Giran en sus conciertos, de “Música del Alma”. Ni siquiera las fotos que se publicaron en la tapa eran buenas.
Dicen algunos, que existe un video, un registro filmado en formato VHS del concierto. Algunos fans afirman haberlo visto. Leyenda o mito, es factible, ya que allí se utilizó por primera vez una pantalla que no mediría más de 7x7 más o menos, donde se proyectaba lo que ocurría en el escenario, otro hito para destacar.
Fue el cierre de un ciclo al mejor estilo García, que daría paso a un retiro voluntario a las playas de Buzios, Brasil, junto a David Lebón.
Luego se les sumaría Oscar Moro y Pedro Aznar y comenzaría la era Seru Giran, de manera tan conflictiva como el cierre del Festival del Amor, al menos para la audiencia, no para ellos....
© MARCELO BERGAMO 2021.


Comentarios

  1. hermosa reseña simplemente quisiera discrepar en eso de olvidar sobretodo porque no podemos olvidar lo que sigue pasando

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    1. Gracias, en nombre de Marcelo.. Y sí, muy interesante tu observación.

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